lunes, 27 de octubre de 2014

Otro momento de felicidad








Allí estaba. Nuestros ojos se cruzaron, las gotas de lluvia habían calado en mi pelo y se deslizaban por mi cara. Me quedé parada, no sabía qué decir, ni que hacer. Entonces él se levantó, dejó unas monedas sobre el platito de la cuenta, cogió la funda con su guitarra y vino hacia mi. Antes de que pudiera decir nada sus labios habían encontrado los míos, y sus brazos protegían todo mi cuerpo.

Nos besamos durante todo el trayecto de vuelta a casa, yo le pedía perdón, y él a mi, y nos reíamos y nos abrazábamos, parecíamos dos adolescentes. La lluvia continuaba pero no nos importaba mojarnos, era otro momento de felicidad, parecía que estaban viniendo todos juntos.

Andrajos



martes, 7 de octubre de 2014

Oscuridad



Cuando llegó no había nadie, estaban las luces apagadas y todo recogido, su madre le había dicho que regresase antes del cierre, eso iba a suponer un buen enfado de su padre, volvería a darle una paliza, estaba tan cansada de sus golpes… tenía tanto miedo.
Entonces oyó un ruido en el almacén, y se dio cuenta de que la puerta no estaba cerrada con llave. La abrió con cuidado, dentro todo estaba oscuro.
—¿Hay alguien ahí? ¿Papá? ¿Mamá? Chicos ¿no estaréis haciendo de las vuestras? —no obtuvo respuesta.
Con cuidado fue palpando la pared en busca del interruptor para encender la luz, no lo encontró y entró con la idea de buscar otra llave para cerrar y dejar a salvo toda la mercancía.
Escuchó un ruido, como si alguien se levantase del suelo, contuvo la respiración y se dispuso a salir corriendo, silenciosa. Sigilosamente y muerta de miedo intentó salir por la puerta que había dejado abierta. Pero fue más rápido que ella, una mano atrapó la suya y tiró para meterla dentro del almacén.


miércoles, 1 de octubre de 2014

Caminando


Caminé por la ciudad ubicando todos los sitios que Fernanda había marcado en su sencillo mapa. Hacía frío, y a ratos lloviznaba. Estaban empezando a colocar las luces navideñas en las principales calles: ángeles tocando la trompeta, un trineo tirado por renos y un Papá Noel a bordo, flores, campanas, regalos… cada calle tenía una temática con la que engalanarse de cara a las fiestas. Navidad, llegarían tan señaladas fechas y yo estaría sola en una ciudad casi desconocida. Empecé a valorar las decisiones tomadas ¿había hecho bien en irme? O ¿simplemente había huido de unos planes que no salieron a mi antojo? Pensé en mi casa, en las Navidades cuando mi madre vivía, en como decorábamos cada esquina de nuestro hogar para que no quedase un rincón que no resultase festivo. Y aquellas cenas de Nochebuena, cuando cantábamos La Marimorena utilizando como instrumentos los cazos de la cocina con cucharones de madera. Mi madre, cómo la echaba de menos ¿por qué tuvo que morir tan joven?


Andrajos