miércoles, 18 de marzo de 2015

El paseo











El embarazo no fue agradable, los vómitos matinales y los mareos hacían que la muchacha tuviera un aspecto enfermizo. Al menos, durante la gestación no estaría obligada a visitar la habitación de ninguno de los sementales, es más, no se les permitía hacerlo.
Sater la veía en los ratos de comedor, y algunas veces conseguía acompañarla a pasear por los jardines.
—Ya se te nota —le decía sonriente a la mujer que llevaba a su hijo en su seno.
—Ahora lo notáis el resto, yo llevo notándolo meses.
—Siento no poder ayudarte en eso.
—Aunque pudieras no lo harías, no es agradable.
—Es hijo de los dos, no deberías pasarlo tú sola.
Ella se paró y le miró con dureza.
—No es hijo nuestro, es hijo de Rados y al país pertenece.
—Vaya, parece que por aquí os tienen bien adoctrinados.
—No quiero problemas.
—No tienes por qué tener problemas, nadie te pide que no sigas el sistema, pero otra cosa muy distinta es lo que puedes pensar.
—¿Y en qué piensas tú?
—Pienso en que me gustaría tener mi propia casa, como los del gobierno, en ella viviría contigo y con nuestros hijos, y no tendría que pasar cada noche con una mujer distinta, sólo tendría que hacerlo con la que quiero. Me gustaría que mis hijos pudieran elegir su futuro, no que lo elijan por ellos, hay tantas cosas que me gustarían… —dijo con rabia.
—Sabes que nada de eso puede ser. Ahora trabajaremos para el sistema, y después ellos nos compensarán, en unos años estaremos en un centro de reposo donde no será necesario que trabajes más.
Sater la miró apenado.

—¿También te has tragado eso? —y negando con la cabeza se marchó camino de su habitación, no quería hablar más de la cuenta.


miércoles, 11 de marzo de 2015

Nala





Nala comenzó a ejercer como criadora a los dieciocho años, sustituyendo a Kira en su labor. Los sementales y las madres, cuando terminaban sus años de servicio eran premiados con una vida tranquila y sin preocupaciones en los centros de descanso. Grandes complejos al lado del  mar con todo tipo de comodidades, en los que no tenían que preocuparse más que por disfrutar de largos paseos por la playa y de asistir, si lo deseaban, a las actividades de entretenimiento programadas para sus habitantes.


Cuando llegó el momento de la despedida tuvo que hacer enormes esfuerzos por no llorar, las demostraciones de afecto no estaban bien vistas por el régimen, suponían una señal de debilidad que no estaban dispuestos a consentir. Así que se limitó a decir adiós con la mano viendo a aquella mujer que la había parido y cuidado de ella, y de sus hermanos, durante todos aquellos años.


jueves, 5 de marzo de 2015

Nonen






Los vigilantes no son del todo humanos, nacieron como tales, pero al infringir las normas, sus órganos fueron sustituyéndose por piezas robotizadas y programadas según las exigencias del gobierno. Ellos obedecen al programa, y no permiten que nadie se salte las normas ni el esquema establecido. A la primera falta, y sin un juicio previo, cualquiera de los habitantes de Silopos puede ser condenado a convertirse en un nonen: un humano con maquinaria robótica.

La ley de Rados establece que al ladrón le sustituirán las manos por otras mecanizadas, al curioso serán los ojos, el que difiera con el gobierno verá su cerebro reprogramado con múltiples chips, y así con todas las partes del cuerpo imaginables.

Los vigilantes son nonen con más de un 75% de su cuerpo robotizado, sólo les queda de humano su aspecto exterior, por dentro son máquinas de precisión preparadas para obedecer.

Las granjas de humanos son el único sitio donde está permitida la procreación. Fuera de ellas, sólo los miembros del gobierno y la familia real pueden permitirse tener hijos. Para el resto resulta imposible, las mujeres son esterilizadas al llegar su tercera menstruación, exceptuando a las elegidas para criadoras.

martes, 3 de marzo de 2015

Silopos






Silopos es la granja de humanos más grande de Rados, dispone de los sistemas más avanzados para la cría y selección de trabajadores especializados para la organización establecida por el gobierno.
Está compuesto por cincuenta criadoras, o madres, y cinco sementales, o padres, que deben cubrir a todas las hembras de la granja destinadas a la procreación, y asegurarse de que tras el periodo de descanso tras el parto se quedan embarazadas de nuevo lo antes posible.

El edificio de los padres es azul y blanco, tiene grandes ventanales de espejo, para que desde fuera no pueda verse su interior, pero desde el interior se pueden contemplar los extensos jardines de la granja, el edificio de criadoras y el parque de juegos de los pequeños. Disfrutan de habitaciones individuales de gran tamaño decoradas todas en tonalidades claras, con una enorme cama circular suspendida en el aire, sofás de piel de Kur y alfombras de un nuevo tejido sintético que no precisa limpieza. El baño, al igual que la habitación, supera en dimensiones a cualquiera de los servicios comunes de los otros edificios. Está equipado con una cápsula desinfectante y una camilla de supervisión, donde una máquina chequea cada mañana el estado físico de los sementales, extrayéndoles distintas muestras y escaneando cada parte de su cuerpo. Todo debe estar controlado para que las uniones den como resultado los especímenes más perfectos de la especie.