sábado, 23 de agosto de 2014

Recuerdos










Cumplí los 18, y llegó la hora de ir a la universidad. Me decanté por la informática y me marché a Alicante. Mi madre me alquiló allí una habitación, y dejamos el piso de Benidorm, ella ya se había instalado con su novio, y los fines de semana podía quedarme con ellos.
El tipo vivía en un piso enorme con todo tipo de comodidades, y mi madre estaba encantada. Eso cambió con el tiempo, en mis visitas empecé a encontrarla más demacrada y ojerosa. Había veces que me recibía en bata y sin arreglar, eso no era propio de ella, siempre iba peinada y maquillada como una diva —se entristeció al recordar.

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